Rivera Garden

Verduras para sembrar en septiembre: cebolla temprana, coles de primavera, habas, canónigos, coliflor

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Septiembre es el mes en que termina el verano y comienza el otoño. Es por ello un mes de transición entre lo cálido y lo frío. A pesar de todo, también es un mes excelente para cultivar verduras como la cebolla temprana, las coles de primavera, las habas, los canónigos o la coliflor. Entre que aún hace calor y días más o menos largos, y que las mañanas suelen ser frías, el tiempo se parece al que tenemos en primavera, de modo que sembrar este tipo de verduras puede ser una gran idea que nos alegre la despensa dentro de unos meses.

Estas verduras que hemos nombrado antes son las variedades más típicas del mes de septiembre, y cuya simiente podrás encontrar en Rivera Garden. ¡También son las más útiles en la cocina! Por ello aquí os vamos a dar algunos consejos sencillos para que podáis aprovechar el entretiempo del final de verano y principios de otoño.

Cebolla temprana

La cebolla es un elemento indispensable de la gastronomía mediterránea. No podemos imaginarnos qué sería de nuestra mesa sin ella. Pertenece a la familia de las liliáceas, por eso comparte características con otras verduras típicas como el puerro, el ajo o la cebolleta. La cebolla, a parte de ser irrenunciable para nuestra alimentación, también es una verdura todoterreno, puesto que, además de poder sembrarlas a lo largo de varios meses, podemos conservarlas durante mucho tiempo una vez recolectadas.

Como casi todo lo bueno que tenemos en nuestra cultura, la cebolla vino de Mesopotamia. Necesita sol para su crecimiento, así que Chipiona, y nuestra Andalucía, son ideales para que se desarrollen bien. Aunque cuando el bulbo es pequeño puede soportar frialdades, esto no será un problema ya que en esta parte del mundo en que vivimos, hasta bien entrado diciembre gozamos de días con muchas horas de sol.

La cebolla temprana, que es la que nos ocupa, puede sembrarse desde agosto hasta octubre, y es conveniente que sea al aire libre. Si no dispones de terreno para cultivar verduras, puedes utilizar semilleros caseros, como bandejas, tarrinas de yogures o macetas. En estos recipientes improvisados se vierte sustrato y se mantiene húmedo, pero no mojado. Una vez sembrada la semilla de cebolla temprana, se tapa con papel de periódico, por ejemplo, hasta que salgan los primeros brotes. Una vez estén ya, se retira el papel y se deja que entre luz, mucha luz. Luego puede sproceder a separar individualmente cada bulbo, o mantenerlos todos en lugares resguardados.

Si tenemos un lugar al aire libre donde sembrar, procuraremos que el suelo sea ligero y poroso, que esponje bien el agua, y que sea, también, profundo, para facilitar el crecimiento del bulbo. La cebolla temprana no necesita mucha agua, aunque el riego ha de ser constante, por lo que lo ideal es mantener un riego corto pero frecuente para que ni se agriete, ni se pudra.

Septiembre es un gran momento para cultivar cebolla temprana puesto que hace calor, con lo que el bulbo puede crecer, y hay muchas horas de sol aún. El compost sobre el terreno tiene que estar descompuesto, y es imprescindible para la cebolla temprana de otoño. Hay que cuidar los niveles de potasio y fósforo, pero tener ojo con el nitrógeno, el cual ha de tener la cantidad justa.

Col de primavera

Hay tres tipos de coles: de primavera, de verano y de invierno. Las coles de primavera son las que nos interesan. En general, esta verdura es muy adecuada para todo tipo de época. ¡No puede haber un huerto sin ellas! Es una planta que aguanta muy bien el frío, por eso también es ideal para el mes de septiembre, sobre todo porque ahora en otoño, en Andalucía, el frío se concentra por las mañanas y en los ocasos.

La col de primavera ha de ser cultivada, en primer lugar, en un almácigo. ¿Qué es un almácigo? Pues son las tradicionales cunas blancas compartimentadas en rectángulos que sirven para que las semillas de las plantas adquieran su primer vigor. Del almácigo, donde pueden sembrarse tantas semillas como capacidad tenga, se trasplanta a la tierra o a la maceta a principios de otoño. O sea, ahora, a finales de septiembre.

Es importante no abonarla demasiado con nitrógeno antes del invierno, y llevar a cabo el trasplante cuando la planta alcance los trece centímetros de alto, más o menos. También hay que cuidar la exposición al sol: las coles aman el sol, y tienen que ser regadas a menudo con agua abundante ya que también aman los suelos húmedos. Como hay que sacarlas de raíz al ser recolectadas, recomendamos que el suelo que las recubre esté muy sano, para prevenir cualquier tipo de enfermedad que pueda afectar a la col.

Habas

Las habas son legumbres tradicionales, también procedentes de Mesopotamia. No nos imaginamos nuestra gastronomía sin las habas. Como sus semillas no germinan cuando las temperaturas sobrepasan los 20 grados, este tiempo otoñal de septiembre es perfecto para su siembra. Necesitaremos un terreno, grande o pequeño (eso variará según las necesidades que tengáis) acondicionado, bien abonado y de cierta profundidad para la expansión de la planta.

Hay que abonarlo con nitrógeno, dependiendo de la extensión de nuestro cultivo, y también con fósforo y potasio, que son los abonos más frecuentes para nuestras verduras de septiembre. No puede haber hierbas cerca de las raíces de nuestras habas, y hay que tener mucho cuidado con el pulgón negro, verdadero enemigo de este cultivo.

Canónigos y coliflor

El canónigo está de moda, aunque es una hortaliza muy antigua. ¡Procede de la Edad Media! Aunque los hábitos de vida saludable de boga en nuestra sociedad lo hayan recuperado, y ahora se comercialice mucho más que hace unos años, el canónigo debe su nombre a una cosa muy simple: era cultivada principalmente en los jardines y patios de los monasterios, hasta el siglo XIX. Su hoja es grande y compacta, es muy crujiente y un alimento muy fresco que, sin embargo, fue poco a poco reemplazada por la lechuga en la vida corriente de las personas.

El cultivo del canónigo tiene en el otoño su fecha idea, porque el canónigo no aguanta bien ni el excesivo calor ni la falta de agua. Hay que remojar durante dos días las semillas antes de sembrarlas, para así favorecer la germinación de la planta. El suelo ha de estar húmedo pero hay que estar atentos a los charcos, evitándolos para que las raíces no se pudran ni se llenen de hongos infecciosos.

Hay que quitar de cuando en cuando las malas hierbas, y procurar que las hileras de canónigos que tenemos sembradas en nuestro jardín no se vuelvan demasiado espesas, con mucho follaje. Además, el canónigo puede compartir huerto con la col, por ejemplo, o con otras verduras. Es una planta muy atractiva para nuestros cultivos de septiembre.

La coliflor, al contrario que el canónigo pero igual que pasa con la col de primavera, es mejor pasarla del almácigo a la tierra, no sembrarla directamente. Después de 2 meses en esa cama acolchada con sustrato y compost, podrá estar 5 o 6 meses en nuestro huerto, hasta que finalmente la recolectemos. Pero quien dice huerto, dice también maceta: es una verdura que puede criarse en maceteros de entre 30 y 50 centímetros.

El suelo que pide la coliflor es un suelo rico, compacto, firme y poroso. Un suelo con mucha agua y mucho nitrógeno. Es mejor mantenerlas a 25 grados como mucho, y no exponerlas demasiado tiempo al sol porque a diferencia de sus verduras hermanas, no lo necesita tanto. Si se riega entre 8 y 14 veces por semana, la coliflor lo agradecerá mucho, pero prefiere la abundancia de agua en sus primeras etapas de crecimiento.

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